El barrio de Granada de la Real Maestranza de Caballería

a. Desde la terraza de uno de los edificios más antiguos del histórico barrio de Plaza de Toros se puede contemplar, iluminado por el sol de media tarde, ese monumento que le ha dado nombre y en torno al que, un día, giró el crecimiento de este lugar. Fue allá por la década de los 60 cuando se levantaron los primeros bloques de pisos. Un total de 596 casas construidas sobre, lo que por aquel entonces, era la vega que bañaba el Río Beiro. Huertas y más huertas que servían a los granadinos para cultivar frutas y verduras.

Pero poco queda ya de lo que esta barriada fue en sus comienzos. Las calles sin alquitranar o la inexistencia de aceras y luz, han dado paso a uno de los barrios con mayor potencial económico, por la importante presencia de los complejos sanitarios y administrativos, así como por su amplia variedad de locales comerciales. De este modo, situada al oeste de Granada y perteneciente al distrito Beiro, la zona de Plaza de Toros, Doctores-San Lázaro nace en el Río Beiro y muere donde está la Facultad de Medicina.

Según el presidente de la asociación de vecinos, Manuel Morcillo, «el barrio ha evolucionado mucho, lo dice alguien que lleva aquí la friolera de 47 años. Llegué con mi familia en los 60, siete años después de que se edificara el Hospital Ruiz de Alda (1953). Alrededor de él empezaron a surgir las calles de los doctores que, en un principio, se conocían como primera, segunda, tercera –así sucesivamente– paralela al Ruiz de Alda, no tenían nombre. Esta construcción, que fue la primera que se estableció aquí, sirvió para crear gran cantidad de puestos de trabajo». Con unos 13.000 habitantes, de los que más del 45% son estudiantes, Plaza de Toros, Doctores-San Lázaro es una barriada «muy urbana» por la que diariamente pasan miles de personas. «Este barrio no es residencial, sino que se patea, y no solo por los que vivimos en él, lo que acarrea problemas con la limpieza. Es cierto que el número de barrenderos ha bajado con la crisis, pero todos deberíamos poner un poco de nuestra parte para mantener la vía pública en condiciones porque, como ya se sabe, no es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia», recalca Manuel mientras señala un montón de basura tirado por el suelo. Además de la escasa limpieza, la presencia de pintadas y grafitis es frecuente.

‘Abajo la tapia’

Por otra parte, este área no cuenta con infraestructuras culturales ni deportivas. «El único colegio que hay es el que hizo la asociación de vecinos cuando se constituyó en los 80. Y las zonas verdes que tenemos son los cuatro árboles colocados en las plazoletas. Es por eso que llevamos mucho tiempo pidiendo que se tire la tapia de los Mondragones para que toda esa parte quede unificada con este barrio y nos podamos aprovechar mutuamente. Ellos de todos los negocios que existen aquí, puesto que es uno de los espacios mejor infraestructurados en cuanto a comercios, y nosotros de todo eso que nos falta», asegura el presidente de la agrupación vecinal.

Otro de los problemas con los que se encuentra este barrio es la abundante cantidad de ‘gorrillas’ ubicados en cualquiera de las estrechas calles que caracterizan el centro de esta barriada, y que tienen como ‘punto de encuentro’ la Plaza Doctor López Neira –alrededor de la que se levantaron las 596 viviendas–. «En cuanto al transporte público, al corazón del barrio solo entra la línea cinco. Por lo menos debería hacerlo otra», sostiene Manuel, quien insiste en que sería de bastante utilidad para todas las personas mayores que habitan en el perímetro. «Pese a que los estudiantes son muy numerosos, la cifra de los que superan los 65 años es alta. Nos tenemos que enfrentar a obstáculos tanto en el interior de las viviendas –que, al ser viejas, carecen de ascensores para bajar a la calle– como en el exterior», denuncia.